martes, 4 de diciembre de 2012

Las correcciones de las pruebas de traducción

Esta entrada enlaza un poco la idea que refleja Pablo en su entrada Pensar es gratis, pero a veces cuesta, aunque desde el punto de vista del traductor que ha pensado y que recibe una corrección en la que no lo han apreciado, que también pasa.

De hecho, a mí me ha pasado dos veces en cuestión de dos semanas y la verdad es que a la segunda ya me he visto obligada a escribir algo sobre ello.

Esta entrada va dirigida a la gente que se dedica a corregir pruebas de traducción principalmente, aunque también a los que corrigen cualquier traducción y, puesto que no soy una experta en corrección, aunque lo he hecho durante años en mi trabajo, puede que mi planteamiento no sea muy técnico, pero es lo que considero adecuado para que la corrección sea eso: una corrección y no una retraducción u otro punto de vista.

En mi opinión, las correcciones deben basarse en distintos niveles: gramática, ortografía y estilo (adaptación al género y al contexto). El corrector no debe sentarse ante la traducción y cambiarla entera por cuestión de gustos si el traductor ha escrito correctamente (gramaticalmente y ortográficamente) y, además, se ha adaptado al género del texto y al estilo que corresponda a ese género y al contexto en el que se desarrolla la historia. Por ejemplo, me parece adecuado que un corrector no admita vulgarismos en un juego o texto para niños o que decida cambiar el tú por el vos en un texto sobre la Edad Media. Lo que no me parece adecuado es que cambie una palabra por su sinónimo si ambas son correctas enmarcadas en el contexto del texto o que se base en sus gustos personales para decidir lo que está bien o lo que está mal. Es decir, el corrector no debe basarse en "lo que le suene bien" sino en lo que es correcto o incorrecto porque es evidente que cada traductor al igual que cada escritor tiene su propio estilo y el corrector también tiene el suyo propio, lo que no significa que la traducción esté mal. Es decir, el primer principio es la objetividad. Cualquiera ha pensado alguna vez que si él mismo hubiera escrito un determinado texto, lo habría hecho de otra forma, pero eso no implica que no deba respetar el tratamiento que el traductor ha dado al texto. Cada texto tiene múltiples interpretaciones o múltiples formas de ser reproducido.

Asimismo, el corrector, sobre todo en el caso de las pruebas de traducción, debe ponerse en la piel del traductor. Es decir, cuando corrija la prueba, debe tener en cuenta el nivel de adecuación del traductor conforme al tiempo que tuvo para hacer la prueba y los recursos con los que contaba. No es lo mismo hacer una prueba el día de la entrevista, sin diccionarios y sin Internet, delante del entrevistador que hacerla dentro de un límite de tiempo o sin límite alguno.

A menudo, la prueba viene con unas instrucciones y al igual que el traductor debe tenerlas en cuenta (por ejemplo, seguir la terminología oficial de una determinada empresa), también debe aplicarlas el corrector a la hora de hacer su juicio de valor:

Por ejemplo, al traductor le han pedido traducir una serie de términos con un límite de caracteres, el corrector, por tanto, también tendrá que respetar ese límite. Parece muy obvio, pero la semana pasada, me pasó esto mismo, me devané los sesos pensando en cómo traducir una serie de términos y frases en un espacio muy reducido y después de dar con soluciones, que evidentemente no son tan buenas como las que propondrías si tuvieras más espacio, pero que eran válidas, el corrector me pone que por qué no he usado la palabra más obvia, la cual sobrepasaba el límite en, tranquilamente, cinco caracteres (¿por qué será?)

Otro caso es el que ya he mencionado, la empresa te pide que uses la terminología oficial de un determinado producto, tú como buen traductor buscas el manual y las traducciones oficiales. Las usas, como indicaban las instrucciones de la prueba, aunque, en ocasiones, no son la solución más bonita, pero sí la aceptada y el corrector te dice que suena mucho mejor otra palabra (a ti por supuesto, no se te había ocurrido...).

Para acabar, una empresa te pide que adaptes un texto conforme a las reglas de SEO para publicarlo en una página de aterrizaje, lo que incluye la repetición de las palabras clave en un determinado porcentaje. El corrector te devuelve el texto indignado porque repitas varias veces en tres párrafos la misma palabra en vez de usar sinónimos que quedan mucho más bonitos en castellano...

En definitiva, hay muchos traductores capaces de hacer un texto estilística y gramaticalmente correcto, pero no todos son capaces de hacerlo conforme a las instrucciones del cliente y es ahí donde la mano del corrector y su opinión deben resultar decisivas. El corrector va a ser el filtro y sus comentarios y correcciones van a determinar en gran medida si un traductor consigue un trabajo o no. Por ello, su labor es fundamental y muy importante para que la industria funcione y, por tanto, debe ser capaz de trabajar de forma objetiva, exhaustiva y profesional. Las empresas deberían elegir a los correctores con mucho cuidado, ya que una buena parte del peso de la decisión de si se contrata a alguien o no depende de ellos y las personas a las que una empresa contrata definen el futuro de esa empresa.

19 comentarios:

  1. Efectivamente, Ana. Por eso mismo un traductor debe saber enfrentarse con argumentos reales, documentados y objetivos ante esos revisores desmañados que solo buscan justificar su trabajo para que lo sigan contratando, en lugar de dedicarse a revisar de verdad.

    Muy acertado.

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    1. Sí, tienes toda la razón, aunque normalmente las empresas tienden a defender sus decisiones (lo cual es normal) y les cuesta mucho aceptar que la persona en la que han depositado la confianza se equivoca. A veces, puedes argumentar todo lo que quieras, pero harán oídos sordos por no admitir la equivocación, aunque, al menos, así sabes que tú has hecho todo lo que has podido.

      Gracias por tu comentario.

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  2. El problema, compañeros, tal y como lo veo yo, es dónde poner el límite entre preferencia y corrección deseable. Por ejemplo, el uso de pasiva en español cuando quedaría más natural una pasiva refleja. Cuando corrijo pruebas, yo considero eso como un error de estilo, leve, pero al fin y al cabo como una lacra no deseable. Corregir pruebas de traducciones requiere pulso firme para poder defender cualquier decisión que se tome, porque aunque el instinto nos sugiere enseguida cuando estamos ante un buen traductor o no, al final hay que documentarlo estadísticamente en una hoja Excel conforme a una determinada norma ISO (no recuerdo el numerito). ¿Vosotros corregís una pasiva que queda más legible como pasiva refleja?

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    1. Claro, Amancio, pero el caso de la pasiva no es algo que a ti se te haya antojado, es que en castellano no resulta tan natural como lo es en inglés y, a menudo, se traduce como pasiva normal por la influencia del inglés y no por el uso habitual de la pasiva en castellano. Me parecería mal, por ejemplo, que la corrigiéramos en casos en los que la frase te pide una pasiva normal y no una refleja tan solo porque pensemos que la están usando como calco en vez de reflexionar si en esa ocasión es correcto. Cuando hablo de cambiar una palabra por su sinónimo, me refiero a, por ejemplo, si alguien usa el verbo "recordar" y el corrector prefiere que usen "acordarse de" (es solo un ejemplo) o si el traductor ha hablado de la "humanidad" y el corrector ha preferido poner "los hombres". Puede que, a veces, cuadre más una cosa que otra por el contexto o por el género o por el estilo general del texto, pero en ocasiones la decisión se basa sin más en gustos y ahí es cuando no está bien. Por supuesto, el corrector tiene que saber justificar sus decisiones y es estupendo que haya que documentarlo, pero yo he visto correcciones en las que tachaban palabras y ponían otras y no aparecía ninguna justificación por ningún sitio. A lo que voy es que la tarea del corrector es corregir, no retraducir y, por tanto, debe primar la objetividad.

      Gracias por tu comentario :)

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  3. Te digo cuál es mi truco: SIEMPRE acompaño, en pruebas de traducción, un informe en el que me DEVANO (ojo, no REBANO) los sesos para adelantarme a posibles correcciones, de forma que lo más obvio de una mala revisión ya esté previsto en el informe, en cuyo caso no se tratará de una defensa (que siempre queda mal), sino de una precaución (que siempre queda bien).

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    1. Jaja, tienes toda la razón :)

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    2. Respecto al informe. Estoy de acuerdo en que es una buena idea usar el campo de comentarios para justificar tus decisiones, pero, también creo que ciertas decisiones no requieren justificación si sigues las instrucciones de la prueba y el corrector también las respeta. El traductor debe decantarse y tomar decisiones y no siempre tener que justificar todo lo que escribe si está completamente seguro de ello.

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    3. Hola Ana:

      En un mundo ideal, tienes toda la razón, pero si se dan esas circunstancias (todo el mundo conoce las reglas y además se atiene a ellas), informar previamente no estará de más. Yo me refiero a un informe aparte, que se mande con la traducción. Si alguien se salta las reglas (o no las conoce), el informe evitará que tengas que defenderte a posteriori, que siempre es desagradable. Te pongo un ejemplo: el cliente te dice que tienes que poner en maýusculas todos los encabezados, a la inglesa. Y eso en español canta. Pues en el informe dices que lo haces "por imperativo legal", siguiendo las referencias, pero sabes que no es correcto y tu opción sería usar las mayúsculas según los criterios del español, no del inglés.

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    4. Sí, si la idea de hacer un informe no es mala, simplemente creo que ese tipo de información (el uso de mayúsculas que nombras, por ejemplo) debería dársela la empresa directamente al revisor para que corrija conforme a esas reglas.

      Un abrazo

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    5. Yo siempre añado comentarios y explicaciones a mis decisiones de traducción, y añado, a ser posible, enlaces donde se demuestre lo que explico. Sin embargo, también me he encontrado con clientes que, o bien me dicen directamente que no se leen los comentarios, o bien explican que, como he puesto tanto comentario, parece que dudo y que no quieren tener a un traductor que malgaste su tiempo preguntando.

      Agüita.

      Me quedo con la parte de que hay muchas empresas que no tienen ni idea de cómo tiene que ser un corrector y pillan al primero que se les pasa por delante, incluido el diseñador web o la secretaria "que habla español" y, hala, lo ponen delante de un texto para que corrija (#estápasando) :)

      Ana, aprovecho para agradecerte la entrada. Si tan solo hubiese más agencias y empresas que se la leyesen...

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    6. Hola, Curri:
      Sí, ese es el problema. A veces por muy acertados que sean los comentarios, no se leen y, otras veces, hacen plantearse a la empresa exactamente lo que tú dices si ese traductor traduce con seguridad en lo que pone (se les olvida que es una prueba y que luego trabajarás conforme a sus instrucciones).

      Lo malo es que lo de contratar a gente que simplemente "habla español" es una moda bastante extendida, tan solo hay que ver ciertas ofertas de trabajo para traductores o correctores. En fin, poco a poco y paciencia.

      Gracias por tu comentario.

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  4. devanarse los sesos
    https://www.facebook.com/pages/Azote-ortogr%C3%A1fico/110524752386498?ref=stream

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  5. Muy interesante esta entrada. Tomo nota para futuras pruebas.

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  6. Comparto lo que dices y, como tú y como muchas otras personas, he vivido experiencias paranormales por lo que a la corrección de un texto mío se refiere.

    Puede que se deba a que, desgraciadamente, se haya llegado a la situación absurda y sin sentido de que se designe como correctores a personas que claramente no tienen los conocimientos necesarios. Me explico: una de las cosas que más me llamó la atención (para mal) cuando empecé a traducir profesionalmente, de lo cual hace unos cuantos añitos ya, es que me dieran como labor _iniciática_ en la profesión textos de otros traductores para que los corrigiera. Evidentemente, me apunté a un curso de corrección ortotipográfica y de estilo inmediatamente. Lo cual me vino francamente bien y resultó ser una formación complementaria extraordinaria, ya trabaje uno como corrector o no lo haga.

    En cualquier caso, a estas alturas, sigo pensando que solo una persona con muchísimos conocimientos y experiencia está capacitada para corregir textos ajenos y que esas personas deberían estar extraordinariamente bien pagadas. Y no el mundo al revés (en mi opinión, faltaría más) en el que vivimos.
    Sara Morales

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    1. Hola, Sara:
      Estoy completamente de acuerdo con tu comentario. Creo que la función del corrector es muy importante tanto en el caso de las pruebas, ya que su trabajo determinará si una persona obtiene o no un empleo, como en el caso de las traducciones reales, ya que la calidad final del producto en buena parte va a depender de su juicio, así que no debería ser la primera práctica de un traductor, sino más bien una evolución basada en la experiencia.
      Respecto a lo del curso de corrección, me estaba informando sobre el de Cálamo y Cran, pero aún no lo tengo claro del todo, ¿alguna recomendación? En principio, me interesaría hacerlo online porque, de momento, estoy en Hamburgo y, como comentas que has hecho uno, igual tienes alguna sugerencia.

      Un abrazo

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  7. Hola Ana:

    Estoy sumamente de acuerdo contigo. Todos hemos sufrido este mal endémico de la profesión. Desde mi punto de vista, el problema radica en varias cuestiones. Por un lado, en el ego profesional de los correctores que creen que tienen que demostrar su valía y llenar un texto de marcas y tachones. Se debe respetar el tratamiento dado al texto por el traductor y recordar que la corrección no debe incluir cambios preferenciales. Va de suyo que si hay falta de comunicación entre los distintos participantes -cliente, gestor de proyectos, traductor y corrector- y las instrucciones no quedan claras, por mal camino vamos. Y lo peor de todo es que, como bien dices, estamos hablando del medio de vida de una persona. Como dijo alguien, se nota fácilmente cuando estamos en presencia de un buen traductor; porque hubo esmero en hacer la búsqueda terminológica y en lograr que el texto fluya con la naturalidad propia de la lengua meta y, sin embargo, nos empecinamos en otorgar fríos números estadísticos a las correcciones, que para mí no siempre sirven. Yo prefiero toda la vida una traducción con algunos errores conceptuales y de distracción que una traducción conceptualmente perfecta y sin omisiones pero que es un calco o semicalco del original.

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    1. Hola:
      Gracias por tu comentario.
      Respecto a esto que mencionas: "Va de suyo que si hay falta de comunicación entre los distintos participantes -cliente, gestor de proyectos, traductor y corrector- y las instrucciones no quedan claras, por mal camino vamos".
      No podría estar más de acuerdo. De hecho creo que ahí está el principal problema: en la falta de comunicación entre las partes, pero también en el miedo y en el orgullo. A veces pecamos de orgullosos y creemos que nuestra opción es la mejor o tenemos demasiado miedo a que nos tachen de no haber hecho bien nuestro trabajo.
      Un abrazo

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