jueves, 20 de diciembre de 2012

La Navidad y los juegos online

Ya que la Navidad está a la vuelta de la esquina (de hecho, mañana vuelo a casa), he pensado en reflexionar sobre el conflicto de la "Navidad" (se puede extrapolar a otras fiestas) en los videojuegos online. Después de que Don Localizote nos haya ofrecido una panorámica de los problemas que suponen los juegos online, yo voy a centrarme solo en el gran dilema de la Navidad. 

Como ya habréis leído en el blog de Don Localizote, una de las grandes restricciones de los juegos online es el hecho de que el juego se ofrezca en un servidor global en el que se enfrentan jugadores de todos los rincones de la Tierra. Por tanto, a menudo, se lanzan actualizaciones sobre acontecimientos que pueden resultar relevantes para la cultura origen, pero no tanto para la cultura meta e incluso que pueden llegar a ser conflictivos. Uno de los ejemplos es la Navidad. 

No en todos los países y culturas se celebra la Navidad. La Navidad es una fiesta cristiana y, por tanto, aunque la influencia del cine y la globalización haya permitido que se entienda e incluso se medio festeje en otras culturas o que se respete por otras religiones, no es una fiesta musulmana, ni una fiesta budista, ni tiene cabida en otras religiones y, por tanto, para ellos, un acontecimiento navideño en un juego que se pretenda vender como "localizado" y como parte de su cultura carece de sentido. 

Pero, no hace falta irse a otras religiones, mismamente con centrarnos en las ramas del Cristianismo nos vale.  Por ejemplo, en España, a nosotros no nos trae los regalos un hombre vestido de rojo y con barba blanca, a nosotros nos los traen los Reyes Magos el 6 de enero y, aunque estemos muy influidos por la televisión, los jugadores españoles puede que no entiendan que haya un acontecimiento sobre la segunda Navidad el 26 de diciembre como ocurre en la Navidad protestante o sobre el Adviento durante el mes de diciembre y que, sin embargo, se olviden de los Reyes Magos. Otro ejemplo, son las uvas en Nochevieja en España o las lentejas en Italia frente a los fuegos artificiales y los petardos tan típicos en el Norte de Europa o el turrón frente al Glühwein. Por supuesto, el jugador va a entender esos símbolos, pero el juego va a seguir pareciéndole un producto extranjero.



Otro problema es la nieve. Cuando vemos una postal con nieve, incluso aunque no tenga un árbol de Navidad en medio, inmediatamente la relacionamos con la Navidad y, a menudo, las tarjetas de Navidad son un paisaje con nieve, pero ¿qué ocurre en el Caribe? ¿O en Brasil? Para ellos, la nieve no es una parte de la Navidad.



Cuando empecé a trabajar en la empresa de videojuegos, teníamos un videojuego sobre prostitutas, proxenetas y delincuentes y, en Navidad, había una promoción de prostitutas de Navidad con habilidades especiales. Para un protestante, esto puede resultar gracioso, pero en Polonia, donde una gran parte de la población es extremadamente católica, hablar de prostitutas navideñas era un gran insulto a la fiesta en la que se celebra el nacimiento de Cristo.

En definitiva, cuando un desarrollador de videojuegos se decide a lanzar un acontecimiento relacionado con un aspecto cultural debe tener en cuenta que el significado de ese acontecimiento y los iconos basados en él varían de una cultura a otra y que, por tanto, no va a tener el mismo impacto en la cultura de origen que en la cultura meta. Por tanto, tiene dos opciones: lanzar solo los acontecimientos en servidores locales donde tengan verdaderamente sentido o lanzar acontecimientos neutrales que no estén relacionados con ningún aspecto cultural. Si, aún conociendo el riesgo, decide publicar un acontecimiento basado en su cultura en un servidor global, no debe sorprenderse si el juego no recibe la misma aceptación ni los mismos ingresos que en su país.

¡Feliz Navidad a todos y próspero año 2013! 




martes, 4 de diciembre de 2012

Las correcciones de las pruebas de traducción

Esta entrada enlaza un poco la idea que refleja Pablo en su entrada Pensar es gratis, pero a veces cuesta, aunque desde el punto de vista del traductor que ha pensado y que recibe una corrección en la que no lo han apreciado, que también pasa.

De hecho, a mí me ha pasado dos veces en cuestión de dos semanas y la verdad es que a la segunda ya me he visto obligada a escribir algo sobre ello.

Esta entrada va dirigida a la gente que se dedica a corregir pruebas de traducción principalmente, aunque también a los que corrigen cualquier traducción y, puesto que no soy una experta en corrección, aunque lo he hecho durante años en mi trabajo, puede que mi planteamiento no sea muy técnico, pero es lo que considero adecuado para que la corrección sea eso: una corrección y no una retraducción u otro punto de vista.

En mi opinión, las correcciones deben basarse en distintos niveles: gramática, ortografía y estilo (adaptación al género y al contexto). El corrector no debe sentarse ante la traducción y cambiarla entera por cuestión de gustos si el traductor ha escrito correctamente (gramaticalmente y ortográficamente) y, además, se ha adaptado al género del texto y al estilo que corresponda a ese género y al contexto en el que se desarrolla la historia. Por ejemplo, me parece adecuado que un corrector no admita vulgarismos en un juego o texto para niños o que decida cambiar el tú por el vos en un texto sobre la Edad Media. Lo que no me parece adecuado es que cambie una palabra por su sinónimo si ambas son correctas enmarcadas en el contexto del texto o que se base en sus gustos personales para decidir lo que está bien o lo que está mal. Es decir, el corrector no debe basarse en "lo que le suene bien" sino en lo que es correcto o incorrecto porque es evidente que cada traductor al igual que cada escritor tiene su propio estilo y el corrector también tiene el suyo propio, lo que no significa que la traducción esté mal. Es decir, el primer principio es la objetividad. Cualquiera ha pensado alguna vez que si él mismo hubiera escrito un determinado texto, lo habría hecho de otra forma, pero eso no implica que no deba respetar el tratamiento que el traductor ha dado al texto. Cada texto tiene múltiples interpretaciones o múltiples formas de ser reproducido.

Asimismo, el corrector, sobre todo en el caso de las pruebas de traducción, debe ponerse en la piel del traductor. Es decir, cuando corrija la prueba, debe tener en cuenta el nivel de adecuación del traductor conforme al tiempo que tuvo para hacer la prueba y los recursos con los que contaba. No es lo mismo hacer una prueba el día de la entrevista, sin diccionarios y sin Internet, delante del entrevistador que hacerla dentro de un límite de tiempo o sin límite alguno.

A menudo, la prueba viene con unas instrucciones y al igual que el traductor debe tenerlas en cuenta (por ejemplo, seguir la terminología oficial de una determinada empresa), también debe aplicarlas el corrector a la hora de hacer su juicio de valor:

Por ejemplo, al traductor le han pedido traducir una serie de términos con un límite de caracteres, el corrector, por tanto, también tendrá que respetar ese límite. Parece muy obvio, pero la semana pasada, me pasó esto mismo, me devané los sesos pensando en cómo traducir una serie de términos y frases en un espacio muy reducido y después de dar con soluciones, que evidentemente no son tan buenas como las que propondrías si tuvieras más espacio, pero que eran válidas, el corrector me pone que por qué no he usado la palabra más obvia, la cual sobrepasaba el límite en, tranquilamente, cinco caracteres (¿por qué será?)

Otro caso es el que ya he mencionado, la empresa te pide que uses la terminología oficial de un determinado producto, tú como buen traductor buscas el manual y las traducciones oficiales. Las usas, como indicaban las instrucciones de la prueba, aunque, en ocasiones, no son la solución más bonita, pero sí la aceptada y el corrector te dice que suena mucho mejor otra palabra (a ti por supuesto, no se te había ocurrido...).

Para acabar, una empresa te pide que adaptes un texto conforme a las reglas de SEO para publicarlo en una página de aterrizaje, lo que incluye la repetición de las palabras clave en un determinado porcentaje. El corrector te devuelve el texto indignado porque repitas varias veces en tres párrafos la misma palabra en vez de usar sinónimos que quedan mucho más bonitos en castellano...

En definitiva, hay muchos traductores capaces de hacer un texto estilística y gramaticalmente correcto, pero no todos son capaces de hacerlo conforme a las instrucciones del cliente y es ahí donde la mano del corrector y su opinión deben resultar decisivas. El corrector va a ser el filtro y sus comentarios y correcciones van a determinar en gran medida si un traductor consigue un trabajo o no. Por ello, su labor es fundamental y muy importante para que la industria funcione y, por tanto, debe ser capaz de trabajar de forma objetiva, exhaustiva y profesional. Las empresas deberían elegir a los correctores con mucho cuidado, ya que una buena parte del peso de la decisión de si se contrata a alguien o no depende de ellos y las personas a las que una empresa contrata definen el futuro de esa empresa.