Como ya
sabéis, TransCreat lleva ya dos meses en marcha y la verdad es que no nos
podemos quejar aunque, como ocurre siempre con cualquier proyecto que comienza,
ahora metemos horas como locas aunque en agosto también tuvimos tiempo para
darnos algún baño que otro en la piscina entre traducciones y revisiones ;)
Durante
estos dos meses, una de las tareas más frecuentes que hemos recibido ha sido la
traducción de actualizaciones de manuales de instrumental médico, medicamentos,
etc. Como son actualizaciones, existen traducciones anteriores del manual que
se supone que debes seguir, memorias de traducción y glosarios oficiales de los
clientes. En principio, esto suena muy sencillo, ya que si la memoria de
traducción está completa y bien revisada, debería ser un trabajo de “coser y
cantar”. Sin embargo, la realidad no puede estar más alejada. Normalmente, ha “metido
mano” tanta gente que la memoria tiene múltiples versiones para una misma frase
y, además, estas versiones no coinciden con el glosario y, en muchos casos,
tampoco con tu sentido común. Esto te genera muchas dudas que, a menudo, ni
siquiera tu cliente o la agencia para la que trabajes te sabrá responder. ¿Te
fijas en la memoria, haces caso al glosario, lo traduces como dicta tu
razonamiento?
Por nuestra
experiencia de estos dos últimos meses, generalmente, te pedirán que te bases
en las traducciones ya existentes y que seas lo más fiel posible a ellas. El
problema se plantea cuando ves que esas traducciones están llenas de incoherencias
y contienen muchos errores de traducción. ¿Entonces qué puedes hacer? Por
desgracia, poco porque por mucho que tú quieras proporcionar una buena
traducción y corregir los fallos que encontraste en las versiones anteriores,
es probable que nadie quiera asumir los errores que se cometieron en primer
lugar (en especial, en el caso de que trabajes con intermediarios) y te pidan
que, aunque no te guste, mantengas las traducciones originales y sigas su línea
en la actualización.
Hace poco me
devolvieron la actualización de un manual en la que me corregían los títulos y
me decían que mantuviera los de la primera versión, pero es que el traductor de
la primera versión había echado a volar su imaginación y muchos títulos no se correspondían
con el original o usaban una terminología distinta a la que se usaba en el
apartado que encabezaban. Cualquier justificación fue en vano y al final, como
el cliente lo quería así, me tocó mantener los títulos originales “por una
cuestión de homogeneidad con el anterior manual”. Entiendo el argumento, pero
considero que más vale corregir los errores tarde que nunca. No obstante, es un
círculo vicioso en el que nadie quiere asumir la responsabilidad.
No es de
extrañar que la gente se queje de las traducciones de los manuales. Lo malo es
que esto daña a la figura del traductor, ya que se pone en entredicho su
trabajo cuando en realidad puede que simplemente esté siguiendo órdenes como
cualquier trabajador.
Con esto,
tan solo quiero que adquiramos un poco de conciencia de que, a veces, la
calidad de un traductor viene determinada por muchos factores externos ajenos a
él. Ahora me diréis que siempre se puede decir que no, pero esa no es siempre
la realidad.
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