lunes, 23 de abril de 2012

Traducción automática

Cuando estudié la carrera, recuerdo que tuve una asignatura sobre la traducción automática en la que se nos explicaba cómo podemos servirnos de los traductores automáticos para hacer más rápido nuestro trabajo. La verdad es que los traductores automáticos han mejorado mucho a lo largo de los años, pero sigo sin estar convencida de si de verdad suponen una ayuda o más bien un obstáculo. La libertad e imaginación que un traductor tiene a la hora de traducir un texto se ve enormemente reducida, en mi opinión, si lo metemos en un traductor automático, incluso si partiéramos de la base de que el traductor automático funcionara de maravilla. Ni que decir tiene que, por el momento, siguen sin funcionar de maravilla y que, a menudo, los resultados resultan tan absurdos que hasta nos dificultan la comprensión del texto original en vez de ayudarnos. No obstante, si consideráramos la posibilidad de que un traductor automático se mejorara tanto que de verdad pudiera suponer una ayuda, la parte creativa del traductor humano se vería gravemente afectada, ya que, a veces, por ejemplo cuando corregimos una traducción, nos vemos tan influidos por la traducción existente que nuestra imaginación no fluye y no somos capaces de dar propuestas mejores a la ya existente, algo que no ocurriría si nos viéramos solos ante el texto original. Por eso, creo que aunque la traducción automática pueda alcanzar, en cierto modo, la perfección, supondría una pérdida cultural y creativa para el ser humano, ya que nos veríamos atados a una serie de estructuras ya predispuestas.



Por supuesto, están los otros aspectos que, por el momento, la traducción automática no ha superado como el uso de las figuras literarias, los sinónimos y la ambigüedad, pero la ciencia y la tecnología están muy avanzadas y, al fin y al cabo, aunque haya múltiples interpretaciones de un mismo texto, casi tantas como personas, al final el número es finito y no infinito y supongo que llegará algún momento (igual cuando llegue también la teleportación) que todas las opciones se podrán considerar. No obstante, como ya he dicho, no creo que los traductores tengamos que tener miedo a que esto ocurra, ya que, desde el momento en el que existe la literatura y el interés por la cultura, la gente seguirá luchando para que siga existiendo la imaginación y no se convierta en tan solo una interpretación de ceros y unos y, si no, siempre podremos dedicarnos a trabajar para las empresas que desarrollan y mejoran los traductores automáticos.

2 comentarios:

  1. ¡Hola!

    Por el bien del mundo espero que ese día no llegue... porque en mi opinión en el momento en que una máquina pueda hablar y expresarse como un humano, podremos considerarnos ya prácticamente inmersos en uno de esos libros de ciencia ficción que auguran el fin de la humanidad como tal y el reinado de las máquinas.

    Eso sí, me ha encantado el comentario de la teleportación... ¡Ahí sí que deberían seguir investigando los científicos! :)

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    1. Pues los aeronáuticos estarían igual de contentos con la teleportación que nosotros con las herramientas de traducción automática, ¿no? :)

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